martes, 29 de marzo de 2016


DOLOR PELVICO CRÓNICO


EVALUACIÓN DEL DOLOR

El síntoma de dolor debe evaluarse íntegramente. Dado que el dolor es subjetivo, la anamnesis constituye la principal evaluación. La exploración y las pruebas complementarias permiten conocer mejor el síndrome doloroso y descartar otros trastornos. Las puntuaciones de dolor son esenciales en la evaluación del paciente y el tratamiento.


La evaluación del dolor comprende:

  • Evaluación basal y periódica de la intensidad.
  • Anamnesis detallada inicial que incluya: cronología del inicio y la progresión, naturaleza, foco de dolor percibido e irradiación, factores que lo empeoran y lo alivian y síntomas acompañantes.
  • Preguntas acerca de pensamientos, emociones y comportamiento relacionados con el dolor.
  • Exploración meticulosa, no sólo de la zona dolorosa, sino de todo el paciente, sobre todo de los sistemas osteomuscular y nervioso.
  • Pruebas complementarias para identificar síndromes bien definidos, confundibles o no dolorosos.
  • Revisión periódica del proceso según proceda y de su respuesta a las intervenciones





DOLOR PÉLVICO CRÓNICO


El dolor percibido en el interior de la pelvis puede surgir como consecuencia de diversos mecanismos, muchos de los cuales aún no se conocen bien. Algunos procesos han sido ‘bien definidos’ a lo largo de los años y es muy importante identificarlos y tratarlos mediante una estrategia basada en pruebas científicas



DOLOR PÉLVICO EN LA PRÁCTICA GINECOLÓGICA

El abordaje del dolor pélvico por el que se acude al ginecólogo se basa en los mismos principios, a saber, descubrir causas corregibles y tratarlas con los métodos disponibles más eficaces. Sin embargo, el mayor reto terapéutico lo plantean el 30 % de pacientes en las que no es posible encontrar una causa.

Anamnesis
Es esencial empezar con una anamnesis detallada. La naturaleza, frecuencia y localización del dolor, así como su relación con factores desencadenantes y el ciclo menstrual, pueden aportar datos básicos sobre la etiología. Unos antecedentes menstruales y sexuales detallados, en los que se incluirán los antecedentes de enfermedades de transmisión sexual y flujo vaginal, son indispensables. Una indagación discreta acerca de traumatismos sexuales previos puede resultar pertinente.



Exploración clínica
La exploración abdominal y pélvica excluirá trastornos pélvicos evidentes (tumores, cicatrices y movilidad uterina reducida) y pondrá de manifiesto el foco de hipersensibilidad en su caso. También han de buscarse anomalías de la función muscular.

  • Pruebas complementarias

Es obligatorio obtener muestras vaginales y endocervicales para descartar una infección y resulta deseable un cribado mediante citología cervical. La ecografía pélvica ofrece más información sobre la anatomía y los trastornos pélvicos. La laparoscopia es la prueba cruenta más útil para descartar una enfermedad ginecológica  y facilitar el diagnóstico diferencial.



Dismenorrea

El dolor que acompaña a la menstruación puede ser primario o secundario.
La dismenorrea primaria comienza normalmente al inicio de los ciclos menstruales ovulatorios y tiende a disminuir después del parto. La explicación y la tranquilización pueden ser útiles, junto con el uso de analgésicos simples y el paso a recibir antiinflamatorios no esteroideos (AINE), que resultan especialmente útiles cuando se inician antes del comienzo de la menstruación. Es probable que los AINE sean eficaces en la dismenorrea por sus efectos sobre la prostaglandina sintetasa. La supresión de la ovulación con anticonceptivos orales reduce la dismenorrea espectacularmente en la mayoría de los casos y puede utilizarse como prueba terapéutica. Debido a la naturaleza crónica de la afección, hay que evitar los analgésicos potencialmente adictivos.
La dismenorrea secundaria indica la aparición de un proceso patológico y resulta esencial descartar endometriosis e infección pélvica.


Infección

Han de buscarse los antecedentes de una posible exposición a una infección y en todos los casos es obligatorio obtener extensiones para descartar clamidias y gonococos, así como patógenos vaginales y del aparato genital. En todos los casos con un cultivo positivo hay que identificar a las parejas sexuales de la paciente. Cuando existan dudas sobre el diagnóstico, la laparoscopia puede ser muy útil. La primoinfección por herpes simple puede cursar con dolor intenso, acompañado de una lesión ulcerada e inflamación, lo que puede causar retención urinaria. Es posible que se requiera hospitalización y el uso de opiáceos para conseguir una analgesia adecuada.


Endometriosis
 La incidencia de endometriosis está aumentando en los países desarrollados. La etiología exacta aún es motivo de debate, pero su asociación con la nuliparidad está muy aceptada.
Este trastorno puede sospecharse a partir de los antecedentes de dismenorrea secundaria y, a menudo, dispareunia, así como de la detección de cicatrices en los fondos de saco vaginales en la exploración vaginal, con reducción de la movilidad uterina y masas anexiales. La laparoscopia es el método diagnóstico más útil.
Pueden producirse lesiones endometriósicas que afectan a la vejiga urinaria o provocan obstrucciones ureterales, así como lesiones que afectan al intestino, lo que puede originar hemorragia rectal junto con la menstruación.



  • Tratamiento

Al igual que en la dismenorrea primaria, los analgésicos y los AINE son útiles para aliviar el dolor en el momento de la menstruación. El tratamiento hormonal con progestágenos o anticonceptivos orales puede detener el avance de la endometriosis, pero no es curativo. Puede obtenerse un respiro temporal con los análogos de la lutropina (LHRH) para crear una menopausia artificial, aunque la carencia de estrógenos resultante puede conllevar notables efectos secundarios a largo plazo, como disminución de la densidad ósea y osteoporosis en las que reciben tratamiento durante más de seis meses. Estos medicamentos se utilizan antes de la cirugía para mejorar el resultado quirúrgico y reducir las complicaciones quirúrgicas.
La cirugía de la endometriosis es difícil y resulta esencial una extirpación extensa de todas las lesiones endometriósicas. Los mejores resultados se obtienen mediante laparoscopia, por parte de cirujanos laparoscópicos con una formación y cualificación amplias, en centros especializados. Se necesitará un equipo multidisciplinar para tratar la enfermedad extensa, incluido un equipo de tratamiento del dolor.
El dolor asociado a la endometriosis no suele ser proporcional a la extensión de la enfermedad e, incluso tras una extirpación extensa de las lesiones y la supresión de la enfermedad, puede persistir el dolor.
Para la indicación quirúrgica se tendrá en cuenta: clínica, edad, deseo reproductivo y tratamientos previos. En pacientes con deseos genésicos, debe plantearse conservadora. El tratamiento quirúrgico puede beneficiar al 60-80% de las pacientes con dolor pélvico crónico, sin embargo en aquellas con dolor leve la indicación quirúrgica está en debate y su beneficio puede ser mínimo.
Hoy en día, la vía de elección para el tratamiento quirúrgico de la endometriosis es la LPS, ya que permite un mejor acceso a los compartimentos pélvicos, permitiendo la extirpación de todos los implantes endometriósicos, aunque se encuentren en lugares de difícil acceso (ligamentos útero-sacros, tabique recto-vaginal…), lo que puede ocurrir en la endometriosis profunda.

Técnica
Es recomendable el uso de un movilizador uterino con colpotomizador para una más clara diferenciación entre vagina y recto y para evitar la fuga del neumoperitoneo en casos de resección vaginal.
El estadiaje previo a la intervención se completará con la inspección intraoperatoria, la cual tiene por finalidad la extirpación de todos los implantes endometriosicos y de los endometriomas, preferiblemente realizando enucleación de forma cerrada, aunque su rotura suele ser habitual. En reintervenciones sobre el mismo ovario se valorará la realización de anexectomía unilateral.
 Puede ser necesaria la presencia de otros especialistas por ejemplo en casos de endometriosis en fondo de saco anterior que obliguen a la apertura de la pared vesical, o cuando sea necesaria la resección ureteral o intestinal por afectación endometriósica a dichos niveles.
Si se sospecha la presencia de una endometriosis profunda, la paciente debe ser remitida a un centro de referencia con gran experiencia en laparoscopia




Neoplasias ginecológicas malignas
La diseminación de una neoplasia ginecológica maligna del cuello uterino, el cuerpo del útero o el ovario provoca dolor pélvico en función del lugar de diseminación. El tratamiento es el de la enfermedad primaria, si bien todos los médicos que tratan el dolor pélvico han de ser plenamente conscientes de la posibilidad de una neoplasia ginecológica maligna.


Lesiones relacionadas con el parto
El traumatismo tisular y las lesiones de tejidos blandos que se producen en el momento del parto pueden provocar DPC relacionado con el foco de lesión. La dispareunia es un problema frecuente que provoca dificultades a largo plazo con el coito y disfunción sexual femenina. La desnervación del suelo de la pelvis con reinervación también puede causar disfunción y dolor. El hipoestrogenismo, como consecuencia de la lactancia, también puede contribuir al dolor y la disfunción del suelo de la pelvis.
La carencia posmenopáusica de estrógenos puede originar dolor asociado al coito, que responderá al tratamiento hormonal sustitutivo.



Una vez descartados todos los procesos anteriores, el ginecólogo se quedará con las pacientes con dolor pélvico inexplicado. Es imprescindible considerar el dolor asociado a los aparatos urinario y digestivo al mismo tiempo. Por ejemplo, las pacientes con dolor vesical presentan dispareunia con bastante frecuencia debido a sensibilidad en la base de la vejiga.
Antiguamente, la congestión pélvica se citaba como un tipo de dolor pélvico de etiología desconocida, si bien este diagnóstico no es reconocido de forma general.

Como ya se ha comentado en el tratamiento del dolor pélvico, los mejores resultados se obtendrán con una estrategia multidisciplinar en la que se tengan en cuenta todas las causas posibles.

viernes, 11 de marzo de 2016


TUMORES DE OVARIO




Entre las dolencias ginecológicas, los tumores anexiales son los más difíciles de todos los problemas diagnósticos. La sutil transición de una lesión benigna a otra maligna en un ovario, es uno de los grandes misterios de la ginecología.  
Como bien se conoce, el ovario es un órgano de caracteres polimorfos interrelacionados. Diversos factores genéticos, embriológicos, estructurales y funcionales, experimentan una interacción de la cual puede emanar una enorme capacidad tumoral, ya sea benigna o maligna. 

En los ovarios pueden desarrollarse tumores benignos o malignos, quísticos o sólidos, de tipo epitelial, conjuntivo, funcionantes o no o teratomatosos. Los tumores más frecuentes no son neoplásicos, sino que derivan del desarrollo folicular; son formaciones quísticas originadas por un estímulo anormal del folículo o alteraciones en el proceso de involución. 

Hoy día, los factores causales del cáncer de ovario son desconocidos, aunque se plantea que en el ámbito celular es el resultado de la acumulación de múltiples defectos genéticos menores. 
Los estudios epidemiológicos han permitido enunciar 3 teorías con respecto a las causas de esta enfermedad: 

- La división celular ininterrumpida y la continua regeneración del epitelio ovárico con cada ovulación proporcionan la oportunidad para una mutación y transformación maligna por la estimulación de los ovarios y por hormonas gonadotrópicas, que de forma mantenida pueden inducir a la malignización. 
- La exposición del ovario a diferentes agentes carcinogenéticos. 
- Los eventos moleculares que dirigen el desarrollo del cáncer epitelial de ovario son desconocidos. 





A pesar de esto, en investigaciones epidemiológicas se han identificado algunos factores causales en la carcinogénesis del cáncer de ovario: 

  • Factores endocrinos,ambientales y genéticos
  • Nuliparidad
  • Historia familiar
  • Menarquia temprana
  • Menopausia tardía
  • Raza blanca 
  • Aumento de la edad.

SÍNTOMAS

Por lo general, los síntomas que más refieren las pacientes incluyen: 
  • cierto malestar abdominal, seguido de distensión abdominal, a causa de la presencia de ascitis o una masa tumoral que paulatinamente aumenta de tamaño, así como también síntomas gastrointestinales (como náuseas, dispepsias, saciedad precoz y constipación); los urinarios son menos frecuentes, al igual que la metrorragia. Estos síntomas tardíos ocurren con más frecuencia en mujeres premenopáusicas. 
  • Ciclos menstruales anormales.
  • Dolor de espalda por razones desconocidas que empeora con el tiempo.
  • Sangrado vaginal que ocurre entre periodos.
  • Pérdida o aumento de peso.
  • síntomas compresivos, dolor abdominal agudo o subagudo, sobre todo cuando se complican por torsión (frecuente en los benignos)


DIAGNOSTICO

Es difícil de diagnosticar en etapas tempranas, pues las manifestaciones clínicas son escasas y fácilmente se confunden con las de otras afecciones, además, no es fácil crear un sistema de detección precoz

DISEMINACIÓN DEL CÁNCER DE OVARIO 

El cáncer de ovario se propaga fundamentalmente por diseminación peritoneal y otras formas son por extensión directa, linfática y hematógena. El crecimiento del cáncer epitelial de ovario es inicialmente de forma local, invade la cápsula, el mesoovario y desprende células a la cavidad abdominal, de manera que afecta órganos adyacentes o metastiza en ganglios; también puede producir, excepcionalmente, metástasis hematógenas. 

TRATAMIENTO: 
Actualmente se acepta la LPS como abordaje inicial de masas anexiales benignas y la laparotomía para masas claramente malignas. Respecto a las masas anexiales complejas o dudosas, existe un amplio consenso en establecer la LPS como vía inicial, ya que un alto porcentaje (que puede alcanzar hasta un 93%) corresponderá a masas benignas. 
Además, la vía laparoscópica nos ofrece un estudio macroscópico de la masa así como una exploración de la cavidad abdomino-pélvica que nos permitirá tener mayor conocimiento sobre la naturaleza del tumor; no obstante, solo se realizará laparoscopia si se dispone de diagnóstico intraoperatorio anatomopatológico. 


Las posibilidades terapéuticas ante una masa anexial benigna son: 
  • Aspirado: No recomendable como único tratamiento por el alto riesgo de recidiva, y porque el resultado citológico del líquido puede no corresponder con el resultado anatomopatológico. 
  • Quistectomía: Lo ideal es que se realice de forma cerrada (extirpación del quiste intacto), mediante incisión monopolar en la superficie del ovario y tracción de la capsula / contratracción de parénquima ovárico para su enucleación. De esta manera prevenimos efectos indeseables secundarios a su ruptura: posible peritonitis química (sobre todo en endometriomas y teratomas) y diseminación de hipotéticas células malignas. En caso se ruptura, se realizará lavado profuso de la cavidad con abundante suero fisiológico. 
Se realizará quistectomía abierta (abrir el quiste, aspirar el contenido y extraer la cápsula posteriormente) en caso de quistes simples gigantes. 

  • Anexectomía: Cuando está indicada por características de la tumoración o cuando la quistectomía no es posible por razones técnicas. De forma bilateral en pacientes peri-postmenopaúsicas, para su estudio anatomopatológico. Teniendo en cuenta la edad, podemos indicar quistectomía en pacientes < 40 años, anexectomía entre 40-50 años y anexectomía bilateral en > 50 años. 

Se dispone de diferentes opciones para la extracción de las tumoraciones: 

  • Protegida en bolsa. Bien tras la aspiración del contenido liquido preferiblemente dentro de la bolsa donde posteriormente saldrá el resto del tumor, o bien extrayendo el tumor íntegro a través de la incisión del trocar. A veces, para la extracción de tumoraciones sólidas, puede ser necesario ampliar la incisión. 
  • Colpotomía posterior, realizando una incisión monopolar bajo visión directa laparoscópica del fondo de saco de Douglas. 

Se puede realizar anexectomia que es la extirpacion de trompa y ovario


También se puede extraer el tumor preservando el ovario


miércoles, 9 de marzo de 2016



EMBARAZO ECTOPICO

ANATOMÍA SISTEMA REPRODUCTOR FEMENINO

GENITALES INTERNOS:



Están constituidos por el útero, la vagina, los ovarios y las trompas de Falopio, todos ellos relacionados con el resto de las vísceras de la pelvis menor: el colon, la vejiga urinaria y la uretra. 



VAGINA: 

La vagina es el órgano femenino de la copulación, el lugar por el que sale el líquido menstrual al exterior y el extremo inferior del canal del parto. Se trata de un tubo músculomembranoso que se encuentra por detrás de la vejiga urinaria y por delante del recto. En posición anatómica, la vagina desciende y describe una curva de concavidad anterior. Su pared anterior tiene una longitud de 6 - 8 cm., su pared posterior de 7 - 10 cm. y están en contacto entre sí en condiciones normales. Desemboca en el vestíbulo de la vagina, entre los labios menores, por el orificio de la vagina que puede estar cerrado parcialmente por el himen que es un pliegue incompleto de membrana mucosa. La vagina comunica por su parte superior con la cavidad uterina ya que el cuello del útero se proyecta en su interior, quedando rodeado por un fondo de saco vaginal. En esta zona es donde debe quedar colocado el diafragma anticonceptivo. El útero se encuentra casi en ángulo recto con el eje de la vagina. La pared vaginal tiene 3 capas: una externa o serosa, una intermedia o muscular (de músculo liso) y una interna o mucosa que consta de un epitelio plano estratificado no queratinizado y tejido conectivo laxo que forma pliegues transversales. La mucosa de la vagina tiene grandes reservas de glucógeno que da lugar a ácidos orgánicos originando un ambiente ácido que dificulta el crecimiento de las bacterias y resulta agresivo para los espermatozoides. Los componentes alcalinos del semen secretados, sobre todo, por las vesículas seminales, elevan el pH del fluido de la vagina que así resulta menos agresivo para los espermatozoides. 


ÚTERO O MATRIZ: 

El útero es un órgano muscular hueco con forma de pera que constituye parte del camino que siguen los espermatozoides depositados en la vagina hasta alcanzar las trompas de Falopio. Tiene unos 7-8 cm. de longitud, 5 - 7 cm. de ancho y 2 - 3 cm. de espesor ya que sus paredes son gruesas. Su tamaño es mayor después de embarazos recientes y más pequeño cuando los niveles hormonales son bajos como sucede en la menopausia. Está situado entre la vejiga de la orina por delante y el recto por detrás y consiste en dos porciones: los 2/3 superiores constituyen el cuerpo y el 1/3 inferior, el cuello o cérvix que protruye al interior de la parte superior de la vagina y en donde se encuentra el orificio uterino por el que se comunica el interior del útero con la vagina. La porción superior redondeada del cuerpo se llama fondo del útero y a los extremos del mismo o cuernos del útero se unen las trompas de Falopio, cuyas cavidades quedan así comunicadas con el interior del útero. Varios ligamentos mantienen al útero en posición. La pared del cuerpo del útero tiene tres capas
  • una capa externa serosa o perimetrio
  • una capa media muscular (constituida por músculo liso) o miometrio
  • una capa interna mucosa (con un epitelio simple columnar ciliado) o endometrio, en donde se implanta el huevo fecundado y es la capa uterina que se expulsa, casi en su totalidad, durante la menstruación.





TROMPAS DE FALOPIO: 

Las trompas de Falopio son 2 conductos de 10 - 12 cm. de longitud y 1 cm. de diámetro que se unen a los cuernos del útero por cada lado. Están diseñadas para recibir los ovocitos que salen de los ovarios y en su interior se produce el encuentro de los espermatozoides con el óvulo y la fecundación. Con propósitos descriptivos, se divide cada trompa en cuatro partes:
  • El infundíbulo: que es el extremo más externo y en donde se encuentra el orificio abdominal de la trompa, que comunica con la cavidad peritoneal. El infundíbulo presenta numerosos pliegues o fimbrias que atrapan al ovocito cuando se produce la ovulación para llevarlo al orificio abdominal de la trompa e introducirlo en el interior de la misma. Una de las fimbrias está sujeta al ovario correspondiente.
  • La ampolla: que es la parte más ancha y larga de la trompa y la que recibe al ovocito desde el infundíbulo. Es el lugar en donde tiene lugar la fertilización del ovocito por el espermatozoide
  • El istmo: que es una porción corta, estrecha y de paredes gruesas. Se une con el cuerno del útero en cada lado
  • La porción uterina: que es el segmento de la trompa que atraviesa la pared del útero y por donde el ovocito es introducido en el útero. La pared de las trompas tiene una capa interna o mucosa con un epitelio simple columnar ciliado que ayuda a transportar el ovocito hasta el útero junto a células secretoras que producen nutrientes para el mismo, una capa intermedia de músculo liso cuyas contracciones peristálticas ayudan también, junto con los cilios de la mucosa, a transportar el ovocito, y una capa externa o serosa. 






OVARIOS: 

Los ovarios son 2 cuerpos ovalados en forma de almendra, de aproximadamente 3 cm. de longitud, 1 cm. de ancho y 1 cm. de espesor. Se localiza uno a cada lado del útero y se mantienen en posición por varios ligamentos como, por ejemplo, el ligamento ancho del útero que forma parte del peritoneo parietal y que se une a los ovarios por un pliegue llamado mesoovario, formado por una capa doble de peritoneo. Los ovarios constituyen las gónadas femeninas y tienen el mismo origen embriológico que los testículos o gónadas masculinas. En los ovarios se forman los gametos femeninos u óvulos, que pueden ser fecundados por los espermatozoides a nivel de las trompas de Falopio, y se producen y secretan a la sangre una serie de hormonas como la progesterona, los estrógenos, la inhibina y la relaxina. En los ovarios se encuentran los folículos ováricos que contienen los ovocitos en sus distintas fases de desarrollo y las células que nutren a los mismos y que, además, secretan estrógenos a la sangre, a medida que los ovocitos van aumentando de tamaño. El folículo maduro o folículo De Graaf es grande, está lleno de líquido y preparado para romperse y liberar el ovocito que será recogido por el infundíbulo de las trompas de Falopio. A este proceso se le llama ovulación. 


Problemas que pueden surgir en los ovarios y las trompas de Falopio
  • Los embarazos ectópicos ocurren cuando un óvulo fertilizado, o cigoto, no llega al útero y, por el contrario, crece rápidamente en la trompa de Falopio. Las mujeres con este problema tienen dolores abdominales fuertes y deben consultar a un médico, porque en algunos casos es necesaria una cirugía.
  •  La endometriosis se presenta cuando un tejido que normalmente sólo se encuentra en el útero comienza a crecer fuera de éste: en los ovarios, las trompas de Falopio o en otras partes de la cavidad pélvica. Puede provocar sangrado anormal, períodos dolorosos y dolor pélvico general.
  •  Los tumores de ovario, si bien no son comunes, pueden aparecer. Las mujeres con tumores en los ovarios suelen tener dolor abdominal y bultos que se pueden sentir en su abdomen. Probablemente sea necesaria una cirugía para extirpar el tumor.
  • Los quistes de ovario son bolsas no cancerosas llenas de líquido o de material semisólido. Aunque son comunes y no suelen ser nocivos, pueden transformarse en un problema si adquieren un tamaño muy grande. Los quistes grandes pueden empujar los órganos cercanos y provocar dolor abdominal. En la mayoría de los casos, los quistes desaparecen solos y no es necesario ningún tratamiento. Si los quistes provocan dolor, el médico puede recetar  píldoras anticonceptivas para alterar su crecimiento, o un cirujano puede extirparlos.
  • El síndrome del ovario poliquístico es un trastorno hormonal en el cual los ovarios producen demasiadas hormonas masculinas (andrógenos). Esta afección hace que los ovarios se agranden y desarrollen muchas bolsas llenas de líquido, o quistes. Con frecuencia, aparece por primera vez en la adolescencia. Según el tipo y la gravedad de la enfermedad, se puede tratar con medicamentos para regular el equilibrio hormonal y la menstruación.


 












EMBARAZO ECTOPICO

Si un óvulo fecundado se implanta fuera del útero se denomina embarazo ectópico o extrauterino. Se da en uno de cada 50 embarazos. No hay forma de trasplantar un embarazo ectópico (que significa literalmente “que se produce fuera del lugar”) dentro del útero. Es por ello que la única solución es poner fin al embarazo. 





Como se desarrolla un embarazo ectópico:


Después de la concepción, el óvulo fecundado desciende por la trompa de Falopio en dirección hacia el útero. Si la trompa se encuentra dañada u obstruida y no permite que el óvulo se dirija hacia el útero, este puede implantarse en la trompa y continuar desarrollándose allí. 

Debido a que la gran mayoría de los embarazos ectópicos tienen lugar en una de las trompas de Falopio, frecuentemente se los llama embarazos “tubáricos”. Con mucha menos frecuencia, el óvulo se implanta en uno de los ovarios en el cuello del útero directamente en el abdomen o incluso en la cicatriz de una cesárea. 

Es también posible que una mujer tenga un embarazo normal en el útero y al mismo tiempo un embarazo ectópico. A esto se lo llama embarazo heterotópico y es bastante raro. Este sucede en uno de cada 4.000 embarazos. 

Si no se detecta ni trata un embarazo extrauterino, el embrión podría crecer hasta provocar la ruptura de la trompa de Falopio, lo que causará intenso dolor abdominal y hemorragia. Es posible que esto ocasione daños permanentes a la trompa o hasta su pérdida, y si provoca una hemorragia interna muy fuerte, que no recibe tratamiento de inmediato, puede incluso conducir a la muerte. Es por ello que una detección temprana, un tratamiento adecuado y el cuidado posterior son fundamentales. 

Factores de riesgo:
El embarazo ectópico viene dado algunas veces por ciertos factores de riesgo, aunque en ocasiones no se conoce la explicación

Los factores que pueden causar este problema abarcan:
  • Defecto congénito en las trompas de Falopio.
  • Endometriosis.
  • Haber tenido un embarazo ectópico antes.
  • Infección previa de las trompas de Falopio
  • Enfermedad inflamatoria anterior de la pelvis causada por una enfermedad de transmisión sexual
  • Cicatrización a raíz de infecciones pasadas o cirugía de los órganos femeninos.
  • Edad mayor a 35 años.
  • Quedar en embarazo teniendo un dispositivo intrauterino (DIU).
  • Tener las trompas ligadas (ligadura de trompas); más probable dos o más años después del procedimiento.
  •  Haberse sometido a una cirugía para revertir la ligadura de trompas con el fin de quedar en embarazo.
  • Algunos tratamientos para la esterilidad.



SÍNTOMAS:


Se puede sentir síntomas tempranos de embarazo, como sensibilidad mamaria o náuseas. Otros síntomas pueden abarcar:
  • Sangrado vaginal anormal
  •  Lumbago
  • Cólico leve en un lado de la pelvis
  • Ausencia de periodos
  • Dolor en la parte inferior del abdomen o en la zona de la pelvis


Si la zona alrededor del embarazo anormal presenta ruptura y sangra, los síntomas pueden empeorar. Estos pueden abarcar:
  • Desmayo o sensación de desmayo
  • Presión intensa en el recto
  • Presión arterial baja
  •  Dolor en el área del hombro
  • Dolor agudo, súbito e intenso en la parte inferior del abdomen


TÉCNICAS PARA LA INSERCIÓN DE TROCARS


Técnica de trócar directo: Se puede realizar en pacientes sin cicatrices abdominales previas. Se tracciona de la pared abdominal y se introduce el trocar paralelamente a la paciente. La insuflación se realiza con la óptica dentro del trocar para confirmar su correcta localización. Evita la introducción de la aguja de Veress.
LPS dirigida o abierta: Indicada si existen dificultades para la introducción de la aguja de Veress o sospecha de adherencias. Fue descrita por Hasson. Se realiza bajo visión directa una incisión umbilical hasta llegar a cavidad, y la introducción del trocar romo de Hasson, que dispone de un sistema de anclaje incorporado que permite una buena estanqueidad y a través del cual se realiza el neumoperitoneo. Así se evitan los pasos ciegos. Con ésta técnica disminuye el riesgo de lesión vascular, aunque no el de lesiones intestinales, sobre todo las producidas sobre las asas adheridas a la pared.
Minilaparoscopia: Existen minilaparoscopios de 1.2 - 1.7 mm que permiten ser introducidos por la aguja de Veress y confirmar si existen adherencias. Sin embargo son costosos y no evitan la introducción de la aguja de Veress.
Otras técnicas:
Visi-Port: El trocar cuenta con una ventana óptica en su extremo y una cuchilla de 0.7 mm incorporada. Su uso es fácil cuando se ha realizado previamente el neumoperitoneo, no tanto si no ha sido así.
Técnica sin gas (Gasless): Tractor abdominal que se introduce a través de una pequeña incisión umbilical. Con ello se obvian las desventajas del gas (efectos anestésicos…) aunque se pierden también sus ventajas (barohemostasia…).
Endo-tip (Ternamian): Trocares sin punta que se introducen como un tornillo, disminuyendo la presión de entrada.



INSERCIÓN DE TROCARES

Es necesario identificar a las pacientes con mayor riesgo de complicaciones tanto en la inserción de la aguja de Veress como en la del primer trocar: cirugías previas, antecedentes de peritonitis, enfermedad de Crohn, intervenciones oncológicas (omentectomía), obesidad o delgadez extrema
 Ante la sospecha de adherencias suele ser conveniente realizar una LPS abierta; otra opción es realizar el test de la Jeringa, para verificar si la zona de inserción del primer trocar está libre de adherencias. Consiste en puncionar con una aguja intramuscular, conectada a una jeringa de 20 cc con suero fisiológico, en el recorrido por el que se introducirá el trocar; al llegar a la cavidad abdominal se producirá un burbujeo. Se repetirá la operación varias veces, comprobando que el burbujeo se produzca siempre a igual profundidad.
El primer trocar (de tamaño variable, hasta 10-12 mm) se introducirá a nivel umbilical y permitirá el paso del laparoscopio. Han sido descritos otros puntos de entrada: Interumbilico-pubiana, interumbilico-xifoidea, hipocondrio izquierdo. Tras colocar el primer trocar e introducir la cámara, se colocará a la paciente en la posición Trendelemburg definitiva.
A través de los trocares auxiliares (de 5 y 10 mm) se introduce el material quirúrgico; su número dependerá del procedimiento a realizar (1 en LPS diagnóstica, 3 en cirugías complejas). Generalmente es suficiente con 2 laterales a 3-4 cm por encima de la sínfisis del pubis, de necesitarse el tercero se colocará a nivel suprapúbico. Se tendrá precaución con los vasos epigastricos, los cuales se evitan por transiluminación. Cuando se prevé la retirada de una pieza quirúrgica se recomienda que al menos uno de los trocares auxiliares sea de 10 mm.
Una vez introducidos los trocares, se procederá al estudio de la cavidad abdominal antes de efectuar la intervención, visualizando de forma sistemática: órganos pélvicos, fondo de saco vésicouterino, fondo de saco de Douglas, ángulo parietocólico derecho, hígado, diafragma, estómago y ángulo parietocólico izquierdo. En ciertas cirugías, tales como la histerectomía, o en casos de endometriosis profunda, es especialmente conveniente identificar los uréteres.



PROCEDIMIENTO LAPAROSCOPICO PARA UN EMBARAZO ECTOPICO (EE)


Para el tratamiento quirúrgico del EE debemos tener en cuenta la clínica y el deseo reproductor de la paciente. Estudios randomizados han comparado la cirugía abierta con la LPS, presentando esta última una tasa de embarazos intrauterinos posteriores similar y una reincidencia de EE menor . Por ello, en pacientes hemodiámicamente estables, el abordaje laparoscópico es preferible al abordaje lapararotómico (grado de recomendación A), y en presencia de inestabilidad se optará por el método más resolutivo, que en la mayoría de los casos corresponde a la vía laparotómica.


 Las técnicas posibles son:

  • ·         Salpingostomía: Indicada cuando se quiere preservar la fertilidad y la otra trompa se encuentra dañada o ausente, siempre que las características del EE lo permitan. Se realiza incisión monopolar de 1-2 cm en el borde antimesentérico, e inserción del irrigador-aspirador disecando y extrayendo el EE. Hemostasia cuidadosa de los bordes de la incisión con energía bipolar, dejándola abierta.
  • ·         Salpinguectomía: lo más frecuente, y el tratamiento de elección si:
-       Embarazo ectopico esta roto.
-      No existe deseo de futura fertilidad, pudiendo realizar en el mismo acto ligadura tubárica contralateral si existe deseo de esterilización.
-       Hemorragia incoercible tras salpingostomía.
-       Embarazo ectopico recidivante sobre la misma trompa.
-      EE persistente. Se realiza electrocoagulación bipolar y sección de la trompa entre el útero y el EE, y del mesosalpinx, preservándolo en su mayor medida. Varias revisiones sistemáticas8 han estudiado las tasas reproductivas seguidas al tratamiento del EE mediante salpingostomía o salpinguectomía: cuando la trompa contralateral está sana, los resultados de fertilidad son similares, y la técnica conservadora conlleva mayor riesgo de hemorragia, de EE persistente y de EE recurrente. Por tanto, en presencia de una trompa contralateral sana, se recomienda la realización de una salpinguectomía .